Hace unos días, Stephen Schwartz publicaba el artículo Un profesor de terror en la Brandeis University en el que denunciaba la contratación de Khalil (Jalil, según la grafía española) Shikaki como miembro de su Crown Center for Middle East Studies. Khalil Shikaki, hermano de Fathi Shikaki -fundador de la Yihad Islámica Palestina- tiene un sustancioso currículum:
Como muestran las pruebas del gobierno americano, Jalil Shikaki habló en tres conferencias anuales del Comité Islámico para Palestina (ICP), grupo que el Departamento de Justicia describe como fachada de la Jihad Islámica palestina. Shikaki participó en su acto de 1991 en Chicago junto a nada menos que «el jeque ciego», Omar Abdul Rahmán – infame para todos los neoyorquinos por sus planes terroristas y que hoy cumple cadena perpetua en una prisión. Todas las conferencias del ICP en las que participó Shikaki presentaron una retórica de jihad sedienta de sangre contra los judíos.
La Brandeis University, una universidad judía situada en Waltham, Massachussets, tenía entre sus estudiantes a Alisa Flatow, asesinada el 9 de abril de 1995 por la Yihad Islámica Palestina. Contratar a Khalil Shikaki parece un insulto a la memoria de Alisa, por mucho que la Universidad tenga alojada en su website un recordatorio de la estudiante. Pero es que Shikaki ha sido convenientemente apoyado dentro de la Universidad. Seguimos leyendo a Stephen Schwartz:
Jalil Shikaki nunca ha renunciado completamente al terrorismo, reconocido el derecho del pueblo judío a su estado histórico, o mencionado algún compromiso histórico con una paz en Oriente Medio basada en el respeto mutuo entre religiones, naciones y gobiernos. Cuando se le plantea su deplorable pasado, sale por la tangente y vomita falsas palabras con el fin de presentarse a sí mismo como moderado.Los musulmanes moderados — de los que hay varios millones — no tratan el conflicto palestino israelí como pretexto para el terrorismo. Hasta que Jalil Shikaki no haya demostrado a través de sus obras, no de las palabras, que está comprometido con los valores que comparte la gente normal en todas partes — por encima de todo, oposición al derramamiento de sangre arbitrario como arma política – no tiene cabida en un campus americano. Y especialmente no en una universidad de fundación judía.
El artículo de Stephen Schwartz en inglés: A Terrorist Professor at Brandeis.
No parece que la Brandeis University quiera apostar por el rigor académico en el análisis del conflicto de Oriente Medio. La equidistancia es su forma de abordarlo:
When we created the Crown Center my determination was that we would conduct balanced research on the Middle East, looking at both the Arab and Israeli narratives,» said Shai Feldman, director of the Crown Center for Middle East Studies at Brandeis. «The teaching is based on the same principle.»
It is very important to have Arabs cooperating not only on research but teaching. Balance drives everything,» said Feldman, who was the director of the Jaffee Center for Strategic Studies at Tel Aviv University before joining the Brandeis faculty in February.
«Some students came to this experience having been exposed to mostly an Israeli narrative. All of a sudden they are exposed to a much greater complexity,» he said. «In the end students will have a much richer understanding of the conflict.»
Feldman said the key to resolving the conflict is to narrow the gaps between the various points of view.
«It fits with what we have been trying to do for the last 10-15 years,» said Shikaki. «It provides students with the best kind of informed analysis about this issue.»
Para los docentes de Brandeis es más importante el equilibrio que la verdad. Supongo que para realizar un estudio sobre «el conflicto vasco» traerían como ponentes a Arnaldo Otegi junto a María San Gil.
Volvamos a Khalil Shikaki. No es Osama Ben Laden, por supuesto, pero tampoco es lo que, en estas latitudes, cualquier persona cabal calificaría de “moderado” como él mismo se define. Robert Spencer escribió:
On February 24, 1998, terrorism expert Steven Emerson gave this testimony before the Senate Judiciary Committee: “Professor Khalil Shikaki seemed to possess such an impassioned voice for moderate political solutions to the Middle Eastern problems that it prompted the USF [the University of South Florida] to finalize its cooperative relationship with WISE [the World & Islam Studies Enterprise, of which Shikaki was the first director]. Yet documents seized by federal officials uncovered a wealth of information, including incriminating letters, proving Khalil Shikaki using Shallah as a courier to ferry information, messages and even operational materials to his brother Fathi in Damascus, head of Islamic Jihad. When publicly asked however, Khalil always maintained he had no contact with his brother.”
Además de la relación con su hermano, fundador de la Yihad Islámica Palestina, Khalil Shikaki parecía tener contactos con otros terroristas:
[Steven Emerson]:… These communications [entre Khalil Shikaki y Ramadan Abdullah, intermediario entre los hermanos] contained references to various matters including support for a project headed by ‘Abu Omar,’ a nom de guerre of Hamas leader Musa Abu Marzook…. In comments made by Khalil Shikaki on December 24, 1989 at the ICP Annual Conference, he proclaimed support for the Palestinian Islamic Jihad as a unifying element of the Islamic resistance in Palestine.”
Spencer continúa desvelando en su artículo las actividades de mediación de Shikaki para la financiación de grupos islamistas. Miembros de la Brandeis University alegaron que no había evidencias de que ese dinero fuera para otras causas que las meramente caritativas. Pero aunque así fuera, Robert Spencer se pregunta:
But if the Ku Klux Klan ran a school, and someone donated money specifically to the school, not for cross-burnings, would that really be exculpatory? Would it not enable the Klan to divert other money to more violent operations, so it would end up being a distinction without a difference?
Nos suena. La violencia desatada por las caricaturas estaba justificada. La indignación por expresiones anticristianas -vg, Leo Bassi-, no. Auténtica dhimmitude. En otra anotación, Robert Spencer contestó a las alegaciones –excusas sin sustancia, más bien- de la Brandeis University y les remite al “exhaustivo informe” realizado por Steven Emerson: Khalil Shikaki and his role in the formation of the Palestinian Islamic Jihad network in the United States.
El prolijo trabajo de Emerson relata las conexiones de Shikaki con otros islamistas, -entre ellos el profesor Sami al-Arian, fundador del think-thank World & Islam Studies Enterprise (WISE)- para la creación de la sección americana de la Yihad Islámica Palestina. Bien es cierto que Shikaki cortó los lazos con la organización islamista en 1995, justo antes de que la Administración Clinton catalogase como “terrorista” al grupo palestino, pero no parece suficiente para justificar su contratación en Brandeis. El informe de Emerson también revela que una investigación interna de la University of South Florida –donde impartía clases Sami al-Arian- descubrió que “una célula terrorista se había implantado en el campus”. Además , Emerson muestra el contenido –no muy académico precisamente- de las Conferencias anuales del Comité Islámico para Palestina celebradas en San Luis (1988) y Chicago (1989 y 1990), además de otras sesiones a puerta cerrada, en las que participó Shikaki y que, como recordaba Stephen Schwartz, “presentaron una retórica de jihad sedienta de sangre contra los judíos.”
No son más que algunos ejemplos, pero revelan que los islamistas no se contentan únicamente con la política del vientre para ir adquiriendo poder en Occidente. Definitivamente han decidido adoptar las tácticas gramscianas de infiltración en el mundo de la cultura y enseñanza para acelerar el proceso.
Y por supuesto, cabe preguntarse que, si en Estados Unidos están así, qué no sucederá en nuestras universidades eurábicas. Recordé el caso de Augusto Zamora R., profesor en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y pluma habitual de el diario El Mundo. Por supuesto no hay indicios de que el señor Zamora haya mantenido contactos con grupos terroristas del modo en que lo ha hecho Shikaki, pero sus ideas no son tan distintas. El profesor Zamora es un buen ejemplo de infiltración gramsciana en su sentido original –esto es, izquierdista- pero también en su vertiente pro-islamista. Este lunes escribía en el citado periódico su enésima diatriba antiamericana, Irak, tres años en el horror (enlace de pago).
Para el que tenga estómago, aquí hay una buena muestra del pensamiento de este profesor responsable de (parte de) la educación de los jóvenes en la que parece ser otra Dhimmi University -ésta española-, como es la UAM.
Publicado en paralelo en El Blog de Manning