Hace unas semanas prometí responder a un nuevo comentario en una entrada ya antigua, y lamentablemente no he encontrado el momento hasta ahora. En la entrada en la que mostraba la fotografía de un soldado español de la UNIFIL saludando afectuosa y encomiásticamente a un militante de Hizbollah, un simpatizante de este grupo terrorista nos explica en un extenso comentario (número 6) lo equivocados que estamos. La argumentación, si es que merece tal nombre, es sinuosa, ora negando que el soldado mostrara algo más que la más exquisita neutralidad, ora afirmando que Hizbollah en realidad merece toda nuestra admiración. En realidad no llega a atreverse a decir que Hizbollah no sea terrorista (¿acaso tendría eso algo de malo?), pero nos suelta el tan manido sermón de que es «mucho más» que un grupo terrorista.

El comentarista Legatarius expone unas cuantas perogrulladas que él se figura que todos menos él ignoramos, y sin más trámites da su punto de vista por demostrado. En sus mismas palabras, espera habernos «iluminado» con su sabiduría. En primer lugar dice que es el deber de las tropas españolas mantener relaciones cordiales con la población civil por lo cual la fotografía no tiene nada de extraordinario. Es decir que yo vi en ella algo que no existe, pero no sólo yo, también el fotógrafo de la AP, la misma agencia AP, y todos los medios que se la compraron. En realidad cualquiera que no lleve anteojeras puede ver claramente en la fotografía que es el soldado el que se adelanta ufano a tenderle la mano al militante de Hizbollah que sólo pasaba, en un clarísimo gesto explícito de apoyo moral, y que es el «partidario de Allah» el que muestra en su expresión facial una cómica extrañeza, incrédulo ante lo extraordinario del hecho.
Luego pasa Legatarius a iluminarnos sobre la misión de la UNIFIL, cuya relevancia para este caso no acabo de comprender a menos que detalle a qué transeúntes anónimos se les debe ofrecer la mano y a cuáles no. Dice lo que sabe cualquiera que haya leído el resto de nuestras entradas sobre el Líbano, que la UNIFIL no tiene entre sus cometidos desarmar a Hizbollah. Que su misión es impedir el tráfico de armas desde Siria, a pesar de que sabemos que no está haciendo nada de eso porque ese tráfico continúa fluyendo. Pero como este punto es irrelevante para juzgar esa fotografía, sólo diré que estos argumentos, viniendo de un simpatizante de Hizbollah, no hacen más que reafirmarme en mi opinión de que no debería haber ninguna fuerza de la ONU en el Líbano, en las condiciones en que está –que son las únicas en las que la ONU envía fuerza alguna.
A continuación viene lo bueno, la vieja argumentación progre de que Hizbollah es «mucho más» que un grupo terrorista. Para empezar, dice Legatarius, tiene brazo político… Lo cual es característica sine qua non de todos los grupos terroristas del mundo, hasta donde yo sé. Un grupo criminal sin intenciones exclusivamente políticas nunca sería considerado terrorista. También dice que Hizbollah proporciona «servicios sociales» que el gobierno legítimo «no puede o no es capaz de dar». Más bien Hizbollah no le permite proporcionarlos en el sur donde ha usurpado por la fuerza el papel de aquél. Desde luego es envidiable la educación que los niños del sur del Líbano reciben de Hizbollah, encaminada por supuesto a aumentar su cultura y no a promover los fines propios de la organización:

No podía Legatarius dejar de mencionar el desinteresado esfuerzo de reconstrucción que Hizbollah ha llevado realizando en las áreas dañadas. En su opinión, que Hizbollah destine una fracción de los petrodólares iraníes que gasta en operaciones terroristas, en campañas propagandísticas de servicios sociales y adoctrinamiento, los convierte en santos. Pero además se gastaron mucho más dinero los medios occidentales en divulgar esta propaganda falaz, que Hizbollah en sus esfuerzos reales o ficticios de reconstrucción. Según el New York Times, buque insignia de la prensa izquierdista americana, el despliegue de Hizbollah desapareció en su mayor parte a los pocos días, en cuanto los medios dejaron de televisarlo, y la reconstrucción sigue pendiente.
Hizbollah es mucho más que un grupo terrorista. Es quien gobernaría el Líbano si Irán se saliera con la suya.

Publicado en paralelo en DOCE DOCE.