Otro ejemplo más de la política exterior alocada Zapatero: cambiar Argelia por marruecos:
…. las empresas españolas -que emplean el gas para sus plantas de cogeneración o para su comercialización- han “sufrido un recorte significativo de cargamentos, a razón de uno o dos por mes”. Esta disminución equivaldría a un tercio de los 3.000 millones de metros cúbicos anuales comprados por las energéticas españolas, entre las que se encuentran Iberdrola, Unión Fenosa y Cepsa.
Esta situación se produce desde el pasado verano, coincidiendo en el tiempo con el pleito que Sonatrach mantiene con las también españolas Repsol y Gas Natural en el Tribunal de Arbitraje de Ginebra. La argelina reclama más de 550 millones de euros por las pérdidas generadas con el retraso del proyecto de Gassi Touil, cuyo contrato rescindió en el verano de 2007, sólo tres años después de la concesión.
Además, Sonatrach está en pleno salto al mercado español. Por un lado, gracias al permiso concedido por el Gobierno para aumentar la cantidad que puede comercializar de gas en España, que llegará a la península a través del gaseoducto del Magreb, y por otro, tras la alianza firmada con la francesa EdP para participar en sus centrales de ciclo combinado. Un salto cualitativo y cuantitativo, alejado del de mero proveedor de la materia prima.
Este nuevo perfil de Sonatrach tiene que ver con la actual situación del mercado. La subida del precio del gas y el aumento de los impuestos sobre los yacimientos han dotado a las compañías estatales de la liquidez suficiente para acometer cualquier proyecto sin necesidad de las compañías extranjeras, como Gas Natural y Repsol, que controlaban el proyecto de Gassi Tuoil, único yacimiento cedido a la iniciativa privada.
Aunque el contrato se corresponde a 2004, comenzó a gestarse en 2002, con el Partido Popular en el Gobierno, mientras que la rescisión que ahora se resuelve en Ginebra tiene lugar en el verano de 2007, después de que España, dirigida ahora por el Partido Socialista, se posicionara a favor de Marruecos en el conflicto del Sahara. Al margen de cuestiones políticas, Argelia sabe de su posición de fuerza: suministra el 35% del gas que llega a España.
Hay otra moraleja: La alianza de civilizaciones es papel mojado ante el dinero. No se olvide que China trata a sus musulmanes con mano de hierro. Quizás por eso se gana el respeto de unos tiranos que no entienden otro idioma que le de la fuerza.
Sonatrach recorta el suministro de gas a las energéticas españolas: Asia paga más