Le llaman “suicidio asistido”, pero es eutanasia. Los masones franceses y los españoles -estos en el gobierno- han iniciado el embate a la vez. Solo un malpensado puede sospechar que no sea una pura coincidencia, claro está.
Esto nos cuentan de Francia (Les franc-maçons militent pour l’euthanasie):
Pierre Lambicchi, élu jeudi nouveau grand maître du Grand Orient de France, a indiqué que l'»appréciation éthique de la fin de vie » était pour lui un cheval de bataille «personnel».
«Il faut respecter la liberté et la dignité de la personne en fin de vie».
Y esto de España, aunque está escrito con una sorna que a veces pienso si David Millán, el autor se lo toma en serio:
Pero lo peor está por venir, ya que durante el XXXVII Congreso del PSOE celebrado el pasado fin de semana, otro masón de abolengo —esta vez José Luis Rodríguez Zapatero— ha anunciado su propósito de ampliar la práctica del infanticio masivo y de legalizar la eutanasia generalizada. Tal y como afirma en su blog el doctor en historia antigua César Vidal Manzanares (consultar bibliografía adjunta), «ZP camina hacia la dictadura de izquierdas. Quizá la única diferencia sea que en lugar de apoyarse en los presupuestos del marxismo clásico, su carga ideológica es una suma de la cultura de la muerte y de la ideología de género propugnada por el lobby gay y el feminismo.» Se puede decir más alto, pero no más claro, pues ni siquiera Ariel lava tan blanco como los asertos de don César.
Lo peor de todo es que también se han hecho con la derecha española, que va a mirar para otro lado:
¿Qué hará don Mariano Rajoy al respective? Lo suyo sería plantar cara y desbaratar el órdago de Z, pero mucho nos tememos que va a colaborar con el genocidio, no por la vía de los hechos sino por la de la inacción. Pues Rajoy y Zapatero (o Zapatero y Rajoy: tanto monta, que entre masones hay confianza) forman parte de la misma sociedad secreta, y sabido es que desde 1789, día arriba día abajo, media hora más o menos, no ha acaecido una desgracia en Europa sin que tras las bambalinas no hubiera un masón moviendo los hilos ante la inopia del respetable. Pero ya se sabe, lo más cómodo es mirar hacia otro lado mientras se silba una canción de moda o dos. Luego vendrán los lloros y el crujir de dientes, pero ya será demasiado tarde, pardiez. O reaccionamos ahora, o mañana proponen al doctor Montes de presidente del gobierno. Aunque mejor no darles ideas…
Ya hemos visto que está empezando a ser mal visto tener un hijo mongólico. Dentro de poco lo será tener un padre con Alzeimer. ¿Hacemos una apuesta?
Entero: Don Mariano Rajoy Brey, centripollas y masón