La pregunta «¿Qué?» volvió a sonar en la plaza del Carmen para responder a la llamada «¡Granada, Granada, Granada!», seguida de la fórmula, «por los ínclitos Reyes Católicos », como arenga básica del protocolo de la fiesta de la Toma, que este año ha sido seguida por más de 3.000 personas a pesar de la lluvia, las críticas de colectivos islámicos y la petición de supresión por parte de plataformas políticas y ciudadanas.Los granadinos se concentraron ante el Ayuntamiento desde primeras horas de la mañana, a la espera de que el concejal encargado de tremolar el Pendón de Castilla, Juan García Montero, apareciese en el balcón principal del Consistorio. Una celebración presidida por la lluvia que no impidió que la plaza se llenase de personas y paraguas.
Como es habitual desde hace años, un pequeño grupo de ultraderechistas, con banderas de España y símbolos de sus respectivos grupos, Falange y Unidad Nacional, esperaban el momento para lanzar gritos en contra de las autonomías, por la unidad de España, y para reivindicar una nueva reconquista del país. La fuerte presencia policial, y los gritos de los ciudadanos en contra de esas manifestaciones anticonstitucionales, acallaron las voces, aunque no el ondear de las banderas.
La Toma de este año tenía una novedad, la presencia de un figurante para representar a un musulmán en la apertura de la comitiva cívica que recorrió las calles hasta la Catedral y de vuelta al Ayuntamiento. Todo el mundo miraba con especial atención esta nueva figuración que no arrancó ni aplausos ni críticas, al menos en la calle, aunque sí ha sido duramente criticado por parte de la Comunidad Islámica de España.
Una figura acompañada por un cristiano, que el Ayuntamiento ha pretendido que sea la representación de los dos porteros que los Reyes Católicos destinaron a controlar la entrada en las puertas de la ciudad, uno era cristiano y el otro musulmán, con la intención de que fuesen los dos pueblos los que entrasen sin problemas por las puertas de Granada. Pero esta representación, que se hace con el apoyo de los dos grupos de oposición, PSOE y PP, no ha tenido la respuesta popular positiva que el Consistorio esperaba.
Paz en Tierra Santa
La celebración, que como todos los años contaba con la presencia del Ejército de Tierra, comenzó a las doce menos cuarto de la mañana con la salida de la comitiva cívica hacia la Catedral,cuando aún la lluvia era sólo una amenaza.
El arzobispo de Granada, Javier Martínez, ofició una misa solemne, en la que durante la homilía, tuvo referencias especiales al hecho histórico que se conmemoraba ayer, la rendición de Granda y la entrada de los Reyes Católicos en el centro del reino Nazarí. Para el arzobispo se trataba de una «victoria que terminó con ocho siglos de devastaciones, sufrimientos e intolerancias». Lo que le hacía afirmar que Granada es un «lugar de convivencia y confraternidad».
También hizo una especial referencia al conflicto que se vive estos días en la franja de Gaza. Asegura que es el momento de llegar a la paz entre los pueblos y acabar con los conflictos, igual que en 1492, con la Toma de Granada.
En la Catedral, tras la misa solemne se procedió a la tremolación, cinco veces, del Pendón de Castilla, en la Capilla Real, ante la tumba de los Reyes Católicos, una tremolación que realizó sin desfallecer, a pesar de los 30 kilos de la enseña, el concejal socialista, Isidro Olgoso.
La Toma de este año, cuando se cumplen 517 años de la caída de Boabdil, ha contado con la presencia de representantes de las tres administraciones, central, regional y local. Entre los representantes municipales, un nutrido grupo de concejales del Partido Popular, y algunos de los concejales socialistas, pero con la ausencia, ya habitual, de los dos concejales de Izquierda Unida, que forman parte de la plataforma Granada por la Tolerancia, que se muestra completamente en contra de la celebración de una fiesta que consideran racista, xenófoba, y dirigida a «nostálgicos del franquismo», dice Lola Ruiz, concejala de IU.
Los verdaderos protagonistas, un año más, fueron los ciudadanos, que se arremolinaban en la plaza y ocupaban todo el espacio disponible en Reyes Católicos hasta Puerta Real, a pesar de la lluvia que cayo a media mañana.
Tendremos que ir el próximo año, que cae en sábado.