Qué cosa tan rara me parece una opinión «absolutamente categórica». Además, yo creía que las opiniones categóricas eran cosa de gente intolerante, poco dada al diálogo y sin talante…
Pero leamos:
Según Burnham, «cuanto más busquemos soluciones internacionales a estos temas -Reino Unido y Estados Unidos trabajando juntos- más fijará una norma internacional una norma de la industria». La idea sería dar a las páginas web clasificaciones como se hace con las películas. La justificación es que este tema «está centrando ahora todo el interés». Lejos de buscar solamente una clasificación de los contenidos, al estilo del cine, Burnham anuncia que «hay contenidos que no deberían poder ser vistos. Esta es mi opinión. Absolutamente categórica» y luego añade: «No se trata de una campaña contra la libertad de expresión, nada más lejos; se trata simplemente de que hay un mayor interés público en juego cuando se refiere a dañar a otras personas. Tenemos que ser mejores a la hora de definir dónde se encuentra el interés público y ser claros a este respecto». El secretario anunció que su gobierno quiere nuevos plazos de retirada de material de páginas web como YouTube o Facebook de contenidos «ofensivos» o «dañinos» y también cambiar las leyes de libelo para dar acceso a la gente a ayuda legal si son difamados online.
Habla de soluciones, sin embargo, no hay ningún problema. De «clasificación» de los contenidos. ¿Clasificación ideológica? Imagino etiquetas como «Se advierte que este sitio es de derechas». ¿Quién estará autorizado para definir el «interés público»?
Qué duda cabe de que tanto la derecha (Carta abierta a Luis Herrero y a los eurodiputados populares sobre la iniciativa de la Comisión para el control de los blogs) como la izquierda están preocupados por la posibilidad de que la ciudadanía se exprese en completa libertad y sin control de las autoridades políticas. Lo consideran un peligro.
Léelo entero: Obama, los censores «british» y cómo quieren tomarnos por imbéciles
El chico parece muy sensible.