Jabad Lubavitch es un movimiento judío piadoso y místico religioso ultraortodoxo no-sionista. No conmemora el Día de la Independencia de Israel. Pertenece a la corriente ortodoxa jasídica –piadosa- y mística. El movimiento surgió en Bielorrusia y Ucrania, en el siglo XVIII, y fue fundado por el rabino Israel ben Eliezer (1700–1760), más conocido como el Baal Shem Tov, que se traduce más o menos como El Buen Maestro del Nombre Divino.
En sus inicios Jabad contó con decenas de miles de familias. La revolución soviética puso fin a la vida pública judía; muchos de sus jasidím –piadosos- fueron encarcelados, enviados a exilio y asesinados por el régimen comunista. Posteriormente las filiales del movimiento en otros países, principalmente Polonia fueron cercenadas durante el Holocausto.
Jabad Lubavitch es considerado por muchos judíos religiosos y no-religiosos como un movimiento integrista judío, cuasi mesiánico. No hace proselitismo entre los no-judíos, ni busca la conversión de los no-judíos al judaísmo, reparte comida y bebida a los necesitados, busca trabajo a los sin empleo, y enseña a rezar a los judíos que no siguen la ley mosaica, y desea que la Halajá -la ley mosaica- sea sin ninguna imposición la que gobierne todo el mundo judío.
Jabad nunca ha matado a nadie, ni justifica el matar. Sólo envía a sus jasidim –piadosos- a adormecidas comunidades judías para despertarlas e insuflarles nueva vida dentro del judaísmo.
El islamismo, integrismo musulmán
El islamismo quiere implantar el Islam a toda la humanidad a través de la Yihad, de la Guerra Santa, contra lo que considera infiel: los no-musulmanes (judíos, cristianos y el resto de religiones) y los musulmanes que no siguen rigurosamente el Corán ni aplican la totalmente la Sharía, para que el Islam se imponga en todo el orbe y en toda la humanidad, sin exclusiones ni excepciones.
El islamismo está presente en la casi totalidad de los conflictos bélicos de la tierra. Aplica el terror a través de sus shahids –islamikazes- que mueren matando y a través de milicias terroristas.
Choque de dos integrismos en Bombay
En Bombay, el rabino de Jabad, Gabriel Holtzberg y su esposa Rivka dieron habitación al presunto estudiante malayo musulmán que posteriormente resultó ser uno de sus asesinos, los que mataron al matrimonio Holtzberg y a otros siete judíos en el edificio de Jabad, en el atentado islamista que comenzó el miércoles 26 de noviembre por la noche, perpetrado por diez islamistas del Lashkar-e-Toiba [Ejército de Virtuosos], según las autoridades indias.
Substrato en que se basa e inspira el terrorismo islámico
El terrorismo mundial en su casi totalidad está inspirado en el Islam, en el Corán y en la Sharía, a excepción del nacionalista y marxista-leninista, estos dos últimos en franca regresión.
No todos los musulmanes son terroristas, pero si todos los islamoterroristas son musulmanes.
En Bombay el integrismo islámico fue a buscar al integrismo judío, para asesinar a los judíos por el mero hecho de ser judíos, como antaño lo realizaban los totalitarios nazis.
Los islamistas asesinan a cuanto infiel –no musulmán- pueden, pero no sólo judíos, cristianos, budistas, hindúes, animistas han sido asesinados por los fieles más devotos y creyentes más fervientes del Islam, sino que alrededor de 10 millones de musulmanes han sido asesinados violentamente por sus correligionarios islamistas desde 1948.
En nombre del Islam, del Corán y de la Sharía se cometen los crímenes más atroces, perpetrados por los islamistas que asesinan para la gloria de Alá, bajo ese concepto sanguinario y cruel que tienen sobre la divinidad.
La diferencia entre el integrismo judío y el islámico, es directamente proporcional a la diferencia entre el judaísmo y el Islam.
Los factores que favorecen y perpetúan el islamoterrorismo son:
1. La complicidad y simpatía de grandes sectores de las masas musulmanas al Yihad, a la guerra contra los “infieles”, los no-musulmanes.
2. El silencio cómplice abrumador y absoluto de las masas musulmanas, tanto en el mundo musulmán como en el mundo no-musulmán contra la barbarie y los crímenes que cometen los islamoterroristas.
3. El supremacismo religioso del islamismo, que considera que fuera del Islam no hay cabida para ningún credo más, y que es una ley divina imponer el Islam al precio que sea, ya que “El Islam es la Solución”, la solución a todos los problemas humanos, y aquellos que se oponen a que se “solucionen” –vía Islam- merecen la muerte.
4. La tergiversación de los mercenarios intelectuales occidentales del Islam al presentarlo como una religión de paz y amor, y simultáneamente critican a los que lo vinculan con el terrorismo, sin haber explicado todavía como es que ésta pacífica religión puede ser tan persistente y ampliamente malinterpretada por aquellos que son sus fieles más devotos y creyentes más fervientes, que están disgustos a morir matando por ella.
5. El relativismo moral occidental que “encuentra” justificación a toda acción, a la vez que substrae y niega valor ético y moral a todo comportamiento humano.
6. El silencio e indiferencia de las masas occidentales al sufrimiento y dolor de las víctimas. La cultura hedonista imperante en Occidente busca el máximo placer y suprimir el dolor, y el terrorismo deviene molesto y doloroso, por lo que es mejor ignorarlo y asumirlo como parte integrante del ecosistema social.
7. La actitud amnésica, soporífera y somnolienta de grandes sectores de la población, intelectuales y de la Media occidentales, que esperan que con el sólo discurrir del tiempo las “aguas vuelvan a sus cauces” y que los yihadistas devendrán pacíficos y respetuosos ciudadanos, sin recordar que la lucha por las libertades en Europa ha sido ardua, dura y difícil.
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