Sobre todo a las mujeres que huyen de sus familias. Les proporcionan información confidencial sobre la que tienen la obligación profesional de guardar secreto, para que estas ajusten sus cuentas –o como dicen ellos, “para que laven su honor”- con la hija que se ha ido de casa, por ejemplo.
Los funcionarios musulmanes de los centros de empleo son también una excelente fuente de información sobre las chicas que huyen de la violencia del hogar; es decir, de sus padres y maridos:
In one case the family of an 18-year-old Pakistani woman attempted to kidnap her from a south London Job Centre after being tipped off by a member of staff. The plot was only foiled because her boyfriend intervened.
Cmdr Allen, of the Metropolitan Police, said: «GPs will tell fathers their daughter has seen them and is on the pill. That can get a girl killed. Public sector employees will pass on to a family member an individual’s National Insurance number knowing it can be used to trace their new whereabouts around the country.
«There is collusion by certain public servants and people in a position of authority, such as doctors, which supports these offences. It means many victims don’t have the faith or the trust to be able to report their situation.»
Una vez mas, lo condenable no es tanto la conducta de estos musulmanes, que hacen simplemente lo que Alá manda y Mojamé les ejemplificó, cuanto la política multicultural de la izquierda que está favoreciendo la invasión migratoria y la incorporación preferente de musulmanes a la sanidad y en las fuerzas de orden público con la disculpa de “favorecer la integración” (actively recruiting more and more muslims).
FORCED MARRIAGE VICTIMS BEING BETRAYED BY DOCTORS
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