La OTAN tiene estacionados 16.500 soldados en Kosovo. En proporción a la población, son más que los de los EE. UU. y sus aliados en Irak. Con todo, a pesar de estar literalmente ocupado, hace dos domingos (el 15 de junio) Kosovo proclamó su constitución “soberana”. Algunas palabras han dejado de tener significado.
Las Naciones Unidas (UNMIK), respaldadas por la fuerza de la OTAN, son responsables de la administración de Kosovo, pero cederán sus poderes al gobierno de este nuevo país, que será respaldado por 2200 policías de la EULEX, un cuerpo europeo reciente creación.
Rusia, que no ha reconocido al nuevo estado, considera ilegal esta cesión de poder. Por su parte, Turquía está en contra de la colaboración entre la OTAN y EULEX, en protesta por las disputas territoriales con Chipre (aunque es el invasor de la isla se presenta como victima).
A su vez, la OTAN está también entrenando un cuerpo militar multiétnico que reemplace a ese híbrido de ejército y grupo terrorista de los albaneses. Sin embargo, también esto tiene sus problemas: España, Eslovaquia y Rumania, países que no han reconocido al nuevo estado, no participan.
Este es el resultado de la intervención “humanitaria” de la OTAN de Solana: ha creado un nuevo problema en el bajo vientre de Europa. Y no parece que tenga fácil solución. No se olvide: es también una intervención «ilegal e ilegítima», pues no contó con la aprobación de la ONU.
EU and UN to work side-by-side in Kosovo mess