El artículo de Ali Lmrabet en El Mundo exagera en el título (El político que quiere expulsar el islam de Marruecos), pero es muy interesante, pues muestra una de las grietas de la sociedad marroquí que España podría aprovechar contra un vecino al que hay que calificar como enemigo histórico con pretensiones territoriales declaradas sobre España.
Ahmed Adghirni [segundo a la derecha], de 61 años, no es un provocador profesional ni un político cualquiera, era hasta la semana pasada el presidente del Partido Democrático Amazigh Marroquí (PDAM), una formación de reciente creación que beneficia de sólidos apoyos entre la juventud amazigh de Marruecos. Es igualmente miembro fundador de varias emblemáticas asociaciones de lucha por los derechos culturales de los beréberes y uno de los que pensaron la bandera amazigh que ahora ondea, aunque no oficialmente, en varias regiones del Magreb.
(…) sigue considerando el islam, como lo explicó a El Mundo, como «la religión del gobernante y no la del pueblo» y asegura que muchos amazighs, principalmente en las zonas a fuerte concentración berebere, han abrazado la fe cristiana, tanto la católica como la protestante. «En muchas ciudades y aldeas de Marruecos, nuestros hermanos van a misa el domingo y participan en coros», afirma el político que exhibe textos de plegarias cristianas traducidas al amazigh.
No es nada que no sepamos: los árabes son población ocupante en Marruecos, y el Islam es una ideología de ocupación. Sin embargo, hay que recordarlo de vez en cuando. Este mismo fenómeno se esta dando también en Argelia.
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