El pasado 8 de mayo, en una manifestación de los “Indigènes de la Republique”, que no son indígenas, sino hijos de emigrantes. Junto con ella ondeó la de Hezbolá y retratos de Nasrallá, el jeque Yasin y Ho Chi Min. Se celebraba la derrota francesa de Die Bien Phû. Imaginaos a los marroquíes celebrando el Desastre de Anual en Madrid. Exactamente lo mismo.
El alcalde de París, el socialista y homosexual Delanoë no tuvo reparos en autorizarla. No sucedió lo mismo con otra manifestación pacífica en recuerdo de las víctimas del alzamiento de los ciudadanos de Budapest en 1956 contra el comunismo por la Asociación Europa Gentes.
Este es el quid de la cuestión: lo alarmante no es que los inmigrantes nos quieran someter, en especial los musulmanes, sino que nuestros políticos –activamente los de izquierda, pasivamente los de derecha- les sigan el juego.
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