Todos los días tengo mi rato de masoquismo. Creo que hay que leer de todas las fuentes, y algunas veces, miro la prensa progre o que no está acorde con mi ideología. Hoy echaba un vistazo a
webislam y la portada ha conseguido sacarme una carcajada. Sale una entrevista con Alberto Conget, secretario de Junta Islámica española, responsables de dicha página web y director comercial del Instituo Halal, promotor de la revista VerdeIslam y diversos proyectos similares. En dicha entrevista, hace unas afirmaciones la mar de peculiares:
Lo que nos separa a cristianos y musulmanes cabe en una línea más fina que la trazada por el cayado de un pastor en la tierra. Si la gente llegase a saber la poca separación que hay entre las dos religiones, la opinión general hacia el Islam cambiaría radicalmente. Pero hay muchos intereses, políticos y económicos, que hasta ahora han estado creando un ambiente de confrontación que desde el punto de vista religioso no existe realmente.
En algo tiene razón, la gente sí debe saber la línea que separa el cristianismo y el islam. Desde el amor al prójimo, hasta el derecho y respeto a las personas que no forman parte de sus creencias. Esta afirmación es una de esas medidas para lavar la cara de todas las tropelías que realizan determinadas personas en nombre del Islam y que se creerán estas bonitas palabras llenas de cinismo y demagogia.
Si se analiza el fenómeno del terrorismo con profundidad se puede observar que quién no gana nada con ello es el mundo islámico. Esto es una certeza inapelable. Y sin embargo, Estados Unidos se muestra como el gran beneficiado de todo ello con un coste pequeñísimo en vidas, que además muchas de ellas no son ni siquiera americanas, y unos grandes resultados económicos.
Independientemente de si se habla desde una postura moderada, vemos como nunca se van a echar la culpa a sí mismos, muy al contrario, salen a relucir los enemigos occidentales tradicionales como Estados Unidos e Israel. Parece ser, que la autocrítica no es una de sus virtudes.
Pues que las dos tienen su parte de razón. Ni tanto, ni tan calvo. Ni usar a la mujer como objeto sexual y/o reclamo publicitario, ni tan tapaditas que parecen fantasmas. Una cosa intermedia siempre es lo más moderado, el equilibrio siempre da paz.
Vemos cómo no nombra las atrocidades que comete el Islam a la mujer, lapidaciones, ablaciones sino sólo el que vayan ‘tapaditas’ y lo iguala con la figura de la mujer occidental. Debería tener en cuenta que la mujer en Europa puede decidir ella sin tener que estar supeditada a una tercera persona y sin sufrir graves consecuencias para su integridad física y psicológica.
Los terroristas no son musulmanes. Si lo fueron algún día han dejado de serlo automáticamente por mucho que nos los saquen diciendo que luchan por la comunidad musulmana.
Resulta paradójico que nombre a la organización de Bin Laden y sin embargo omita las fechorías de sus compañeros de filas de Hamas. Tal vez, con esos sea más fácil mirar hacia otro lado o justificar sus actos.
Por lo demás Islam y modernidad, Islam y democracia, Islam y cultura o Islam y occidente son valores o categorías que encajan a la perfección. Eso está más que demostrado.
Ha tenido un olvido, ejemplificar esa demostración. Tal vez considere democracias Marruecos, Irán, Egipto o algún otro país perdido en la geografía mundial.