- El último proceso de regularización ha traído en solo 9 meses a 600.000 inmigrantes (datos del INE). Se calcula que puede haber un millón más sin papeles.
- Madrid y Barcelona se llevan la palma en cuanto a número de inmigrantes, seguidos de la Comunidad Valenciana, Andalucía, Canarias, Murcia y Baleares.
- De los extranjeros con residencia legal, un 21% viene de la Europa comunitaria, un 36% son latinoamericanos, un 24% africanos, un 12% europeos no comunitarios y un 6% asiáticos. El porcentaje que más ha crecido es el de los europeos no comunitarios, un 83%.
(Texto completo en http://europa.eu.int/constitution/es/lstoc1_es.htm).
(…)
Una sóla precisión, a mi entender: cuando dice que «los valores es preciso fomentar y concoer, al margen de los que practique cada uno», creo que hay que diferenciar entre los valores. Aquellos que son parte esencial de nuestro sistema jurídico, deben practicarse por todos y todos debemos estar de acuerdo con ellos. Si no, mal vamos. Precisamente una de los fallos de la nueva Constitución europea (que no sabemos si al final acabará siendo aplicable, aunque parece que no) es que no respeta la herencia cultural europea, al prescindir de uno de sus pilares que es el Cristianismo, como bien dice la autora. De modo que, si de entrada se dice que Europa no es cristiana -lo que para empezar es una barbaridad- se está diciendo a los inmigrantes que cualquier tradición que traigan es muy buena, aunque sea contraria a los principios fundamentales de la tradición judeocristiana (como ha perdido y no puede competir con esas otras civilizaciones tan avanzadas en las que sólo se aplica la Sharia un poquito y a cuyas mujeres las europeas tienen que envidiar, Charles dixit). Por tanto, no se les está obligando a respetar la cultura y los valores occidentales o, al menos, de una parte fundamental de ellos. Lo que, mezclado con una masiva influencia de inmigrantes y agitado con el horrendo sistema educativo, puede ser un cóctel molotov gigante, disparado contra la misma línea de flotación de la cultura europea. Y por tanto, de su misma superviviencia.